lunes, 10 de octubre de 2011

"Habla con una pared: ¡hablar solo es muy saludable!",Rojas Marcos, psiquiatra

VÍCTOR-M. AMELA - 26/03/2010

Tengo 66 años. Nací en Sevilla y vivo en Nueva York desde 1968. Soy médico y psiquiatra. Estoy casado y tengo cuatro hijos (de 4 a 19 años) de dos matrimonios, y un nieto (1 año). ¿Política? Social. ¿Dios? No creo, y respeto a los que creen. Afectos y autonomía dan resiliencia.

Resiliencia

"No importa lo que pase: ¡importa cómo vives lo que pasa!", dijo un viejo sabio. A esa capacidad la llaman hoy resiliencia, y Rojas Marcos le dedica el manual Superar la adversidad (Espasa), pistas para asimilar mejor reveses. Una cita de Darwin lo encabeza: "No son los más fuertes de la especie los que sobreviven: sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios". Y para ello conviene autoconfianza, nacida del cariño ("yo era un desastroso estudiante... hasta que una profesora me hizo sentir que confiaba en mí", recuerda don Luis), y el escudo del humor: cuando don Luis preguntó a su madre qué prefería que hiciesen con su cuerpo al morir, ella dijo: "Dadme una sorpresa".

Resiliencia es…

La capacidad humana de asimilar y superar adversidades graves. Deriva del latín resilire:rebotar.

¿La resiliencia nos ha llevado hasta aquí como especie?

Es un mecanismo adaptativo, sin duda.

¿Qué adversidad es la peor?

Perder a alguien muy querido. Padecer una enfermedad terminal, o un accidente traumático, o una agresión violenta... En términos generales: una ruptura fuerte.

¿Ruptura con qué?

Con tus conexiones con la vida hasta el momento. Si depositas tu identidad en tu empleo, ¡perderlo será una grave adversidad!

Y me quedaré sin sustento material.

Ya, pero adversidad grave es la que sacude tu sentido de la vida, la que te lleva al "¿tiene ahora algún sentido seguir viviendo?".

¿O resiliente o suicida?

Sí. Aunque habrá también quien siga vivo sin vivir, pasivo. O con hábitos autodestructivos, que es otro modo de suicidio.

Deme tres ejemplos de resilientes.

Joseph (54 años) superó un cáncer de páncreas. Hoy se le ha reproducido, le afecta ya a los huesos. ¡Yo hubiese tirado ya la toalla! Él sigue activo, relacionado, sin hundirse.

Otro.

Rose (44 años), de clase media-alta: desde los 5 años su tío abusó de ella sexualmente. Eso le ha dificultado confiar en los demás, relacionarse... Pese a todo, ha sabido sobreponerse y cultiva la confianza.

Y tres.

Marie ha visto morir de leucemia a su único hijo (23 años), que ella crió como madre soltera. Hoy me dice que ese trauma la ha hecho sabia, que hoy sabe qué es esencial y qué es superfluo. A este fenómeno le llamo crecimiento postraumáutico.

¿Aprender de la desgracia?

La mayoría preferiría no haber vivido ese sufrimiento, pero a la vez te confesarán que eso los ha hecho mejores…

Un tetrapléjico me dijo que no cambiaba su vida por la anterior al accidente...

Estudios con personas que han sufrido una grave adversidad revelan que su grado de felicidad presente es casi idéntico al que tenían antes del suceso. Se observa lo mismo entre gemelos idénticos.

En tal caso, la resiliencia podría ser una aptitud genética.

Tiene una base genética, seguro. Pero interfieren después factores ambientales.

¿Cuáles?

Dos, fundamentalmente: uno, el grado de conexiones afectivas; y dos, el grado de autonomía personal.

Repasemos: uno, conexiones afectivas.

Se trata de haber recibido afecto y tener una red de amigos. ¡Cultívelos! Si tienes con quien hablar y compartir, ¡estás salvado!

¿Sí? ¿Basta con hablar?

Sí: cuando me abandonó mi primera mujer, yo caí en una depresión. Y hablar con un amigo me salvó.

¿Ha sido esa ruptura conyugal la mayor adversidad de su vida?

Sí..., hasta que estuve a punto de morir en el 11-S, donde desaparecieron varios conocidos míos, como el mismo jefe de bomberos... Lo superé también hablando con amigos...

Necesitamos ser escuchados.

Es algo aún más elemental: hablar supone objetivar verbalmente las emociones, empaquetarlas en palabras, sacarlas de ti, alejarlas..., y eso va diluyendo el conflicto emocional. Incluso hablar con tu perro, tu gato...

¿Y si no tengo ni un amigo, ni un perro ni un gato?

Háblate a ti mismo al espejo.

...

¡Sí, sí...! O con la pared. Habla con una pared. ¡Habla! Que sí, que eso te aliviará: ¡hablar solo es muy saludable!

Le creo, pero mejor cultivaré amigos. Dos: autonomía personal, me decía...

Un científico, Sanderson, hizo un experimento ilustrativo: reclutó a personas que se ahogan ante el CO y les hizo respirar aire 2 por un tubo, inyectando crecientes dosis de CO ..., pero haciendo creer a la mitad de 2 ellos que girando una llave podían minimizar la dosis. Eso era mentira, ¡pero el 75% de estos permanecieron tranquilos..., mientras que el resto padecía accesos de pánico!

Conclusión.

Sentir que dominas las riendas de tu vida te da poder sobre tus circunstancias.

Sabiendo todo esto, ¿cómo puedo aplicármelo para fortalecer mi resiliencia?

Uno, cultiva tus relaciones afectivas. Dos, narra lo que te pasa, cuenta tu historia. Tres, intenta pensar que tienes poder sobre tus circunstancias, y así minimízalas. ¡Crecerás en autoestima y autocontrol! Serás más resiliente: alejarás la infelicidad.

¿Quiénes son más resilientes en general, los hombres o las mujeres?

Aunque nacen más hombres que mujeres, acaban sobreviviendo más mujeres que hombres... Es un dato.

Si le pregunto: "Vivir, ¿para qué?", ¿qué me responde, doctor?

Dímelo tú. Si tú no encuentras motivo alguno para vivir, ¡nada puedo hacer yo! Pero siempre suele salir algo ínfimo: ver salir el sol, ver un partido... Y tirando de ese hilo, de lo que se esconde detrás de eso, encontraremos las conexiones con la vida...

¿Cuál es su motivo para vivir, doctor?

¡Tengo tantos, felizmente...! Pero si me obligas a quedarme sólo con uno, te diré uno: "Ya que estoy aquí..., ¡aprovecho!".


martes, 4 de octubre de 2011

Els Menuts de la Pineda 2011-09-20


LES ANGUILES

L'objectiu d'aquest escrit és informar als Pares i Mares dels Menuts del treball que s'està fent a les aules amb els infants, en aquest cas les Anguiles.

A la classe de les Anguiles tenim engegat un espai d'estimulació psicomotriu dirigit a què els nens desenvolupin, integrin i automatitzin la motricitat de manera harmònica fent un seguiment individualitzat de cada menut.
Per això, observem a cada menut i identifiquem la seva etapa evolutiva i a partir d'aquí, preparem un treball d'estimulació individualitzat per que l' infant vagi assolint correctament les etapes següents del seu desenvolupament. També corregim, si cal, algunes postures i costums que podrien ser contraproduents per a ells: per exemple, romandre assentat a la cadira massa estona o bé seure a terra si encara no està preparat o no ho fa per sí mateix...

En aquest moment, totes les Anguiles estan a la etapa de Terra (que es divideix en 5 nivells i acaba aproximadament quan el menut camina). L’ etapa de terra és la que segueix a la primera etapa Neonatal (que comença en el naixement i acaba als tres o quatre mesos aproximadament). Tots els valors cronològics i temporals són sempre aproximats.
Per aconseguir un creixement harmònic és indispensable, entre altres coses, construir correctament els esquemes motrius perquè aquests són la base sobre la qual s'aniran edificant la resta i que configuraran el global del desenvolupament.
Aquest concepte pren màxima importància en els nadons, ja que estan construint les bases maduratives que definiran, en el futur, junt amb les vivències dins el nucli familiar i a l'escola, la seva identitat.
Des de la primera etapa del desenvolupament, Neonatal( fins als 3 0 4 mesos), fins a la Pubertat (12 anys aprox.), hi ha moments evolutius molt diferenciats que es beneficien enormement si reben la estimulació adequada, és a dir, que per a cada nivell existeixen uns exercicis i postures i maneres d'estar idònies per a completar cadascuna de les etapes maduratives. Les etapes evolutives no són independents unes de altres sinó que les primeres fan de base per a les següents.
La posada en marxa d'un programa psicomotriu adequat per el/la nen/a permet la maduració del moviment activant també la resta d'àrees del desenvolupament que són:

el llenguatge/comunicació
els mecanismes de control
els esquemes de coneixement i
l'adaptació social.

Per aprofitar al màxim qualsevol programació psicomotriu és fonamental conèixer el nivell maduratiu real de cada nen per tal de poder adaptar el programa a les seves necessitats, perquè tan perjudicial és la manca d'estimulació com la sobre-estimulació.

Us animem a seguir a casa amb la tasca que fem a la Llar. Mentre els infants estiguin desperts, deixeu-los estirats a terra perquè puguin moure's lliurament en un espai ampli.....ni asseguts a les cadires ni dins dels parcs!
Alguns es queixaran al principi i protestaran...però si seieu a terra amb ells a jugar, ben aviat s'hi trobaran a gust...


Inés Cullell Falguera
Psicòloga Clínica i Artterapèuta

jueves, 8 de abril de 2010

AVANZA EL ESTUDIO DE LA RESILIENCIA, LA CAPACIDAD DE ENCAJAR ADVERSIDADES Y SUPERARLAS

La palabra, derivada del latín 'resilire', significa rebotar, y aplicada a la psicología es la suma de flexibilidad, resistencia, adaptación y recuperación del ser humano



Los habitantes de países occidentales no abandonan este mundo sin antes haber afrontado, por término medio, dos serias adversidades que pusieron en peligro su integridad física o mental. Así lo cuantifican estudios epidemiológicos del último lustro. La capacidad para resistir es algo que ponemos a prueba diariamente: en el trabajo, en casa, en el barrio. La sociedad moderna, con retos y/o trampas, nos exige grandes dosis de adaptación, y que salgamos indemnes, ahora se sabe, depende de nuestro particular manejo de un fenómeno: la resiliencia.

Qué significa? Es la capacidad humana de encajar, resistir y superar las adversidades. La palabra, derivada del latín resilire, significa rebotar, y aplicada a la psicología es la suma de flexibilidad, resistencia, adaptación y recuperación del ser humano. Charles Darwin aseguraba en El origen de las especies (1859) que "no son los más fuertes de la especie los que sobreviven ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios".

En esa dirección apunta el psiquiatra y profesor de la Universidad de Nueva York Luis Rojas Marcos en su último libro –"el que más tiempo me ha llevado"–, escrito tras ocho años de investigación: Superar la adversidad (Espasa). "Quise hacer este estudio no para saber por qué se rinden o perecen las víctimas de desgracias, sino por qué hay tantas que luchan y sobreviven", detalla el hombre que dirigió durante siete años el mapa de salud de Nueva York. Unas sociedades fomentan la resilencia más que otras. "En EE.UU. se glorifica más que en España la capacidad del individuo de luchar contra adversidades y sufrimiento –explica a La Vanguardia el psiquiatra–, y en España, en cambio, se tiene más apoyo familiar, resignación y creencia en fuerzas mayores".

Los seis pilares de la resiliencia.
Los expertos han identificado seis rasgos identificativos de las personas con más resiliencia: tienen conexiones afectivas ("la mayoría de los supervivientes de desgracias dicen que una clave para sobrevivir fue pensar en una persona a la que se sienten unidos"), funciones ejecutivas ("la introspección, el autocontrol, la energía para tomar decisiones ayudan a no tirar la toalla"), centro de control interno ("sentir que controlas tu vida y no depositas esperanzas sólo en la suerte, fuerzas espirituales o terceras personas"), autoestima, pensamiento positivo ("no incompatible con la capacidad de evaluar ventajas e inconvenientes") y motivos para vivir ("se alimentan de pasiones, no de instintos").

Razones para continuar.
Los cuatro motivos más frecuentes para querer vivir, según estudios de varias universidades estadounidenses y europeas, son: experimentar el amor en sus diversas facetas, tener una misión o deber moral, la determinación de no rendirse ante la adversidad y el propio miedo a la muerte.

Nadie se libra de las desgracias. Algunas son previsibles, como la pérdida de seres queridos; otras, insospechadas, como un desastre natural, y son estas últimas las que suelen plantear un reto emocional mayor. Con ellas hay más resiliencia porque no existe el sentimiento de culpa. Lo que más acrecienta el estrés es la incertidumbre futura, especialmente en nuestra época. Para luchar contra ella los estudios americanos y europeos proponen la misma solución: creer que el azar no es un enemigo. El destino, los malos caprichos –como les llamaba Voltaire– de la suerte nos pueden ayudar a conseguir metas en las que ni siquiera pensamos.

Las mujeres, más resiliencia. ¿Existe una lectura de género de la resiliencia? Parece que también. En todas las etapas de la vida, más hombres que mujeres mueren prematuramente en situaciones estresantes o traumáticas. "La mujer tiene más capacidad de superación, y el hombre tiende a exponerse más a situaciones de peligro. Ellas, más partidarias de conciliar y protegidas por el efecto reductor del colesterol de los estrógenos –explica el doctor–, suelen perecer más tarde. Viven siete años más que ellos". Y otro dato: aunque la ansiedad y la depresión se diagnostican más en mujeres, tres veces más hombres que mujeres se quitan la vida. ¿Razones? Según el estudio, "ellos son más impulsivos, menos tolerantes al sufrimiento crónico y más reacios a buscar ayuda profesional".

Aunque la genética también favorece la tendencia a la resiliencia, Rojas Marcos concluye con una reflexión extraída de sus casos clínicos: "La inmensa mayoría de los humanos no sólo no tiramos la toalla, sino que celebramos la vida hasta el final. Al afrontar adversidades, lo más común es superarlas".

miércoles, 23 de septiembre de 2009

SOBRE LA GRIPE A: CARTA ABIERTA A LA MINISTRA Y A LOS CONSEJEROS DE SANIDAD (CON COPIA A MIS PACIENTES)

Dr. Juan Gérvas, Licenciado y Doctor en Medicina por la Universidad de Valladolid


Con el debido respeto, ruego que escuchen a este médico general rural preocupado por el pánico desatado ante la epidemia de gripe A. Es preocupación clínica y social, pues se refiere tanto a la atención a los pacientes como al impacto en la estructura social, laboral y económica de un pánico que tendrá peores consecuencias que la propia epidemia de gripe A.


CONSIDERACIONES
Conviene recordar que el Gobierno de Canadá se planteó dos objetivos ante la gripe aviar, 1/ disminuir su impacto en mortalidad y 2/ mantener la estructura social. No es una visión improbable la de un país sumido en el caos, parado por cierres de escuelas y centros de trabajo, con las urgencias y servicios médicos colapsados, con falta de atención a otros problemas de salud incluso graves, como infartos de miocardio y apendicitis (sin hablar de los errores tipo retrasos en el diagnóstico de meningitis por confusión con la “omnipresente” y deslumbrante gripe A).

Y, sin embargo, la gripe A es enfermedad benigna, con menos mortalidad que la gripe estacional (la de todos los años). Lo sabemos ya con datos, por la experiencia del invierno en los países del hemisferio sur. La diferencia es responder como Argentina (pánico y descontrol absoluto) o como Australia (organización y eficacia). Según los cálculos más ciertos podemos esperar como máximo unos 500 fallecimientos por gripe A, frente a los más de 1.500 anuales por la gripe estacional. Por ello, habrá menos muertos en todos los grupos de edad con la gripe A que con la gripe estacional. Para disminuir la mortalidad habrá que tratar adecuadamente a los casos que se compliquen. Lastimosamente la vacuna prometida llegará tarde, y no deja de ser una vacuna cuya eficacia desconocemos. Hasta que no haya más conocimiento muchos ni nos la pondremos ni la recomendaremos.

Respecto a las embarazadas, siempre se han visto más afectadas por la gripe, especialmente en el tercer trimestre, por los cambios cardio-respiratorios que provoca la ocupación del abdomen por el útero grávido. La gripe A no cambia nada respecto a la gripe estacional; habrá la misma proporción de ingresos, y menos muertes que con la gripe estacional. La embarazada puede y debería llevar la vida sana que siempre se le ha recomendado, lo que incluye continuar con su vida normal, familiar y laboral. La gripe A no provoca abortos ni malformaciones del feto. Estar embarazada no aumenta la probabilidad de contagiarse por gripe A.

La selección de personas por sus “factores de riesgo” es cuestión discutible pues los factores de riesgo ni son necesarios ni son suficientes para explicar las complicaciones. Por ejemplo, hasta el 70% de los niños que mueren por gripe estacional carecen de factores de riesgo definidos.

La predicción sobre la evolución de la gripe A debería basarse en lo que sabemos de esta propia epidemia y de pandemias previas. Por ello lo previsible es una onda de rápido contagio. Hablar de otras posibilidades es ignorancia, fantasía, irresponsabilidad o maldad. Es absurdo recordar epidemias de gripes de cuando ni había una cobertura pública sanitaria ni existían antibióticos para tratar las neumonías que las complican.


PROPUESTAS
Dejen de organizar protocolos y de promover medidas de recepción a los pacientes de probable gripe A que carecen de sentido. Es absurdo el aislamiento en urgencias y en los centros de salud de los pacientes con fiebre y síntomas de gripe. Durante la epidemia los griposos estarán en todos sitios y las medidas de aislamiento son innecesarias en los centros sanitarios. Sólo contribuyen a crear alarma y pánico.

No promuevan el diagnóstico exacto de la gripe A, excepto para investigación y vigilancia epidemiológica. Las pruebas de detección rápida son poco fiables, e inútiles. El seguimiento es el mismo sea gripe A, gripe estacional, o cualquier otra infección respiratoria.

Dejen que los médicos clínicos hagan su labor. Llevan años atendiendo a los pacientes con gripe, y saben hacerlo en las urgencias, las consultas y los domicilios. Los “expertos” poco pueden añadir, salvo colaborar como consultores.

La gripe A es más benigna que la estacional, pero concentrará a los enfermos en un periodo breve de tiempo. No conviene hacer grandes inversiones ni cambios, sino reforzar los dispositivos existentes con lógica y sentido común. La buena atención clínica a los casos complicados es tan importante o más que todas las demás medidas juntas. La atención a domicilio debería gravitar sobre los médicos de cabecera que tienen conocimiento y capacidad de decisión respecto a sus pacientes y su entorno familiar. Tengan en cuenta la sobrecarga de trabajo y prevean medidas para compensar las horas extras de trabajo (no todo es gastar en acumular anti-virales y vacunas).

No promuevan excesivamente ni los anti-virales ni la vacuna. Hay dudas razonables sobre sus ventajas, y tienen efectos adversos innegables.

Tengan en cuenta que la gripe A tendrá más impacto en la clase social baja, entre los pobres, marginados, toxicómanos, mal alimentados, mal abrigados y habitantes de viviendas insalubres. Todos ellos tienen menos interés por su salud por lo que habrá que prever medidas pro-activas tendentes a evitar la falta de equidad en la atención a estos pacientes y poblaciones.

No promuevan el uso de mascarillas. Su eficacia es dudosa. Promuevan el auto-cuidado. Lo importante es que los pacientes y las familias se enfrenten a la gripe A con la misma serenidad y buen hacer que a la gripe estacional. El ser humano ha evolucionado en convivencia con el virus gripal, de forma que hay un excelente cúmulo increíble de normas sensatas de auto-cuidados en la población. Como siempre ante la gripe, los individuos y las familias son capaces de cuidarse sin necesidad de médicos ni de sanitarios.

Faciliten la justificación de la ausencia al trabajo. La gripe dura siete días, y normalmente los tres primeros son los peores. Nada impide que esos tres días se puedan justificar por el propio trabajador, sin necesidad de baja médica (con lo que se ahorra la visita al médico en el 95% de los casos, que serán leves). Y en caso de ausencia más larga, de hasta una semana, facilite la justificación de la baja con un solo documento que se pueda hacer en sólo una visita (según la organización actual se requerirían tres).

Pidan a los medios de comunicación que sean responsables. No tiene sentido transmitir en vivo y en directo cada muerte por gripe A. En vez de 500 parecerán 500.000. Con ello se crea alarma social innecesaria. Tenemos la experiencia de la meningitis C, que desató el pánico por este comportamiento absurdo de los medios de comunicación. La percepción social del riesgo de contagiarse y de morir por gripe A no tiene nada que ver con la realidad. Todos tenemos la culpa, desde la Organización Mundial de la Salud al Ministerio de Sanidad y Política Social, pasando por las Consejerías de Sanidad, los Colegios de Médicos y los medios de comunicación. Y entre todos hay que lograr enmendar este desaguisado antes de que sea tarde. Es clave que la percepción social del riesgo de enfermar y de morir por gripe A corresponda a la realidad, a la de una enfermedad leve, una gripe de menor gravedad que la habitual.

Juan Gérvas es médico de Canencia de la Sierra, Garganta de los Montes y El Cuadrón (Madrid). Profesor Honorario de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, y Profesor Visitante de Atención Primaria en Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad (Madrid). Contacto: jgervasc@meditex.es www.equipocesca.org

martes, 25 de agosto de 2009

REFLEXIONES SOBRE EL PERIODO DE ADAPTACIÓN EN LA ESCUELA

Empezar la escuela supone un cambio importante para el niño ya que pasa de la protección de los padres y de casa, a un espacio desconocido, con personas (adultos y niños) también desconocidos. Su mundo, que hasta el momento era el espacio familiar....cambia! Todo es nuevo para él.... cambia el lugar y el espacio que ocupa, cambian las personas, la manera en que se comunica, se amplían las relaciones, las rutinas son nuevas y diferentes a las que él conoce.... Se trata de un momento importante en su vida puesto que ha de ir integrando y aceptando una nueva realidad y aunque al principio le costará un poco (a algunos más que a otros), irá adaptándose poco a poco a su nuevo entorno, a las personas, a los horarios, a los hábitos..... y es el primer pasito hacia la futura autonomía personal i socialización. De este modo, el mensaje que le hacemos llegar ha de ser optimista y animoso.
También vosotros, papás y familia, pasáis por el período de tratar de superar la angustia de la separación y como a los niños, a algunos os cuesta más que a otros, sobretodo si dejáis a vuestro hijo por primera vez en la escuela.
Algo parecido pasa a las educadoras, quienes tendrán que conocer y adaptarse a cada niño, a cada familia y conseguir una buena comunicación y que los niñ@s se sientan a gusto en su nuevo entorno.
Como antes he dicho, no hay normas mágicas per sí algunas pautas que nos harán más llevadero el período de adaptación. Además de tener sobretodo mucha paciencia y comprensión recomendamos:
1. Tenemos que respetar el nivel madurativo y emocional del niño, es decir, la adaptación es un proceso personal que se consigue antes o después pero paso a paso y necesitamos tiempo, calma y paciencia.
2. La separación siempre genera cierta angustia y aconsejamos no hacerlo de manera brusca sino poco a poco. Recomendamos la incorporación progresiva en acompañamiento al principio, sobretodo si se trata de la primera vez que viene a la escuela. Las educadoras y demás profesionales del centro os indicarán las pautas a seguir para facilitar la separación.
3. La escuela es un lugar donde viene el niñ@ a divertirse, a aprender cosas nuevas, a relacionarse con otros niños y a hacerse mayor.... por lo tanto ir a la escuela es algo positivo para él/ella y éste es el mensaje que nosotros hemos de transmitir a nuestros hijos.
4. La actitud de los padres es también importante en tanto que afecta al niño. Recomendamos una actitud cariñosa a la hora de irnos pero firme y decidida. Aconsejamos las despedidas cortas.
5. Confiad en la educadora y en los profesionales del centro y compartid con ellos vuestras dudas.
6. Recomendamos evitar las prisas por la mañana, aconsejamos levantarse con tiempo, desayunar tranquilamente y con tiempo de sobra antes de entrar en la escuela.
7. Es importante seguir las normas que marca el personal del centro porque, desde su experiencia, se ha establecido para facilitar el período de adaptación del niño y del grupo.

Es posible que durante este proceso aparezcan conductas de rechazo, agresividad, lloros, aislamiento, inapetencia... Estas conductas se consideran normales dentro de un tiempo inicial y, en todo caso, se observará su evolución y se buscarán soluciones si no desaparecen poco a poco.
Ánimo a todos y contad con nuestra ayuda.
Atentamente,
Inés Cullell

martes, 5 de mayo de 2009

TIEMPO DE LIBERTAD

Los que ahora son padres y madres de 40 y 50 años habían jugado en la calle y en el parque, solos, durante años. Iban solos al colegio, se peleaban y hacían las paces con sus amigos en el camino a casa… Ahora los acompañamos al cole, con suerte caminando, les transportamos de extraescolar en extraescolar y al llegar a casa y después de hacer los deberes, el premio puede ser un rato de consola. Es hasta difícil quedar para jugar con el vecinito, porque sus clases de piano no coinciden con tus clases de judo. ¿Dónde les queda ahora la libertad a los niños, qué vendrá bruscamente cuando se conviertan en adolescentes? ¿Habrán tenido tiempo de practicarla para hacer un buen uso después?

La psicóloga Maite Romero es categórica: “Metemos a los niños en un mundo de prisas, por dos razones: los horarios laborales, que llevan a necesitar tener al niño ocupado y tutelado hasta que lleguemos a casa, y también que los padres están cada vez más obsesionados en que aprendan cosas extras, como inglés o danza. El niño no debe tener tanto tiempo ocupado como para que no pueda respirar en el día a día.”

Los maestros se quejan de que los niños hacen los deberes deprisa y corriendo, que se nota que siempre tienen “algo más que hacer” después, conectarse al Messenger, mirar una serie de la tele… y que el ritmo diario no les permite asentar los conocimientos que van adquiriendo en la escuela y consolidando en los deberes. Del mismo modo, jugar les permite digerir todo lo que han aprendido, en la escuela y en la vida. Romero insiste:” Los niños cada vez juegan menos y eso repercute negativamente en su desarrollo. Si no les dejamos jugar, tendremos niños muy diferentes a los de ahora.”

Según explica esta psicóloga, la mejor manera de ayudarles a suplir esta carencia de libertad es darles “tiempo y espacio de relación con otros niños, la relación entre iguales, sin reglas de profesores o alumnos. Les ayuda a asumir reglas, solucionar conflictos, negociar, practicar la libertad”.
La realidad es que en el día a día la relación entre niños disminuye porque se han de ajustar al ritmo de vida de los adultos. La psicóloga advierte: “Muchos niños se tienen que subir precipitadamente al carro de sus familias”.

La pedagoga Imma Marín advierte también contra las “largas jornadas laborales” de los niños y da algunas pistas para suplir la carencia de libertad actual: usar las ludotecas; recuperar el parque y jugar con chándal, para ensuciarse; abrir patios de escuelas en horas no lectivas para tener un espacio protegido del tráfico para divertirse; propiciar que vengan amiguitos a casa, y reservar cada día diez minutos para jugar con nuestros hijos.

La psicóloga Maite Romero resume, rotunda: “Hay que frenar el ritmo. Creo que la mayoría de los padres nos damos cuenta de lo que está pasando, pero nos escudamos en excusas como no tener tiempo. Hay que reflexionar sobre nuestro ritmo diario, ser valientes y hacer cambios para dejar respirar al niño. Dejar tiempo para jugar no es perder el tiempo.”


1 de febrero, 2009. MAGAZINE, La Vanguardia

lunes, 26 de enero de 2009

LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS

El niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a la vida. Vigilar no se opone a consentir, sólo es corregir un poco nuestra locura.

GUSTAVO MARTÍN GARZO

En una ocasión, Fabricio Caivano, el fundador de Cuadernos de Pedagogía, le preguntó a Gabriel García Márquez acerca de la educación de los niños. "Lo único importante, le contestó el autor de Cien años de soledad, es encontrar el juguete que llevan dentro". Cada niño llevaría uno distinto y todo consistiría en descubrir cuál era y ponerse a jugar con él. García Márquez había sido un estudiante bastante desastroso hasta que un maestro se dio cuenta de su amor por la lectura y, a partir de entonces, todo fue miel sobre hojuelas, pues ese juguete eran las palabras. Es una idea que vincula la educación con el juego. Según ella, educar consistiría en encontrar el tipo de juego que debemos jugar con cada niño, ese juego en que está implicado su propio ser.

Pero hablar de juego es hablar de disfrute, y una idea así reivindica la felicidad y el amor como base de la educación. Un niño feliz no sólo es más alegre y tranquilo, sino que es más susceptible de ser educado, porque la felicidad le hace creer que el mundo no es un lugar sombrío, hecho sólo para su mal, sino un lugar en el que merece la pena estar, por extraño que pueda parecer muchas veces. Y no creo que haya una manera mejor de educar a un niño que hacer que se sienta querido. Y el amor es básicamente tratar de ponerse en su lugar. Querer saber lo que los niños son. No es una tarea sencilla, al menos para muchos adultos. Por eso prefiero a los padres consentidores que a los que se empeñan en decirles en todo momento a sus hijos lo que deben hacer, o a los que no se preocupan para nada de ellos. Consentir significa mimar, ser indulgente, pero también, otorgar, obligarse. Querer para el que amamos el bien. Tiene sus peligros, pero creo que éstos son menos letales que los peligros del rigor o de la indiferencia.

Y hay adultos que tienen el maravilloso don de saber ponerse en el lugar de los niños. Ese don es un regalo del amor. Basta con amar a alguien para desear conocerle y querer acercase a su mundo. Y la habilidad en tratar a los niños sólo puede provenir de haber visitado el lugar en que éstos suelen vivir. Ese lugar no se parece al nuestro, y por eso tantos adultos se equivocan al pedir a los pequeños cosas que no están en condiciones de hacer. ¿Pediríamos a un pájaro que dejara de volar, a un monito que no se subiera a los árboles, a una abeja que no se fuera en busca de las flores? No, no se lo pediríamos, porque no está en su naturaleza el obedecernos. Y los niños están locos, como lo están todos los que viven al comienzo de algo. Una vida tocada por la locura es una vida abierta a nuevos principios, y por eso debe ser vigilada y querida. Y hay adultos que no sólo entienden esa locura de los niños, sino quese deleitan con ella. San Agustín distinguía entre usar y disfrutar. Usábamos de las cosas del mundo, disfrutábamos de nuestro diálogo con la divinidad. Educar es distinto a adiestrar. Educar es dar vida, comprender que el dios del santo se esconde en la realidad, sobre todo en los niños.

En El guardián entre el centeno, el muchacho protagonista se imagina un campo donde juegan los niños y dice que es eso lo que le gustaría ser, alguien que escondido entre el centeno los vigila en sus juegos. El campo está al lado de un abismo, y su tarea es evitar que los niños puedan acercarse más de la cuenta y caerse. "En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos". El protagonista de la novela de Salinger no les dice que se alejen de allí, no se opone a que jueguen en el centeno. Entiende que ésa es su naturaleza, y sólo se ocupa de vigilarlos, y acudir cuando se exponen más de lo tolerable al peligro. Vigilar no se opone a consentir, sólo consiste en corregir un poco nuestra locura.

Creo que los padres que de verdad aman a sus hijos, que están contentos con que hayan nacido, y que disfrutan con su compañía, lo tienen casi todo hecho. Sólo tienen que ser un poco precavidos, y combatir los excesos de su amor. No es difícil, pues los efectos de esos excesos son mucho menos graves que los de la indiferencia o el desprecio. El niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a los problemas de la vida que el que no lo ha sido nunca.

En su reciente libro de me-morias, Esther Tusquets nos cuenta que el problema de su vida fue no sentirse suficientemente amada por su madre. Ella piensa que el niño que se siente querido de pequeño puede con todo. "Yo no me sentí querida y me he pasado toda la vida mendigando amor. Una pesadez". Pero la mejor defensa de esta educación del amor que he leído en estos últimos tiempos se encuentra en el libro del colombiano Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos. Es un libro sobre el misterio de la bondad, en el que puede leerse una frase que debería aparecer en la puerta de todas las escuelas: "El mejor método de educación es la felicidad". "Mi papá siempre pensó -escribe Faciolince-, y yo le creo y lo imito, que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo". Y unas líneas más abajo añade: "Ahora pienso que la única receta para poder soportar lo dura que es la vida al cabo de los años, es haber recibido en la infancia mucho amor de los padres. Sin ese amor exagerado que me dio mi papá, yo hubiera sido mucho menos feliz".

Los hermanos Grimm son especialistas en buenos comienzos, y el de Caperucita Roja es uno de los más hermosos de todos. "Érase una vez una pequeña y dulce muchachita que en cuanto se la veía se la amaba. Pero sobre todo la quería su abuela, que no sabía qué darle a la niña. Un buen día le regaló una caperucita de terciopelo rojo, y como le sentaba muy bien y no quería llevar otra cosa, la llamaron Caperucita Roja". Una niña a los que todos miman, y a la que su abuela, que la ama sin medida, regala una caperuza de terciopelo rojo. Una caperuza que le sentaba tan bien que no quería llevar otra cosa. Siempre que veo en revistas o reportajes los rostros de tantos niños abandonados o maltratados, me acuerdo de este cuento y me digo que todos los niños del mundo deberían llevar una caperuza así, aunque luego algún agua-fiestas pudiera acusar a sus padres de mimarles en exceso. Esa caperuza es la prueba de su felicidad, de que son queridos con locura por alguien, y lo verdaderamente peligroso es que vayan por el mundo sin ella. "Si quieres que tu hijo sea bueno -escribió Héctor Abad Gómez, el padre tan amado de Faciolince-, hazlo feliz, si quieres que sea mejor, hazlo más feliz. Los hacemos felices para que sean buenos y para que luego su bondad aumente su felicidad".

Gustavo Martín Garzo es escritor Licenciado en Filosofía y Letras en la especialidad de Psicología

Fuente: elpais.com 15/06/2008